El obrero bd (eminente escritor y uno de mis asesores en temas blogueros), envía al foro otro “discurso bomba” de mi admirado Gervasio Sánchez (Fotoperiodista, Premio Nacional de Fotografía y por encima de todo: hombre de bien). Todavía me sorprende como las “autoridades” insisten en seguir dando premios una y otra vez a este hombre ¿serán masoquistas?. Cada vez que deciden galardonarle, en las ceremonias de entrega les suelta, (con extrema educación y templanza), unos incendiarios (pero irrefutables) discursos a la cara, con independencia de quienes (monarcas, ministros, presidentes de gobierno o jerarcas de todo tipo), se encuentren en el auditorio.
Un punky de corazón y nobleza baturra, que ¿redime? con su dignidad a toda la cohorte de artistas melifluos y complacientes, que se arremolinan en torno a las estructuras del poder.
Sí, ¡Es mi héroe!
DISCURSO DURANTE LA ENTREGA DE LA GRAN CRUZ DE ORO DE LA ORDEN CIVIL DE LA SOLIDARIDAD SOCIAL EN LA ZARZUELA (26 DE MAYO DE 2011)
Majestad, Ministra de Sanidad, Política Social e Igualdad, Secretaria General de Política Social y Consumo, señoras y señores
Me toca la difícil tarea de hablar en nombre de todos los premiados, personalidades con curriculums impecables que ha dedicado sus vidas a luchar por un mundo mejor.
Mujeres y hombres que combaten contra la exclusión de los más marginados y se enfrentan diariamente a la incomprensión social. Mujeres y hombres que superponen el sacrificio sobre la comodidad y que arriesgan sus vidas por salvar las de los demás. Mujeres y hombres cuyos comportamientos impecables representan los valores que dignifican a una sociedad.
No me queda ninguna duda de que cualquiera de estas personalidades debería ocupar este lugar porque sus prestaciones sociales y conductas ejemplares son más valiosas que las de este humilde fotógrafo y periodista.
Por ello me siento aún más agradecido al Estado español y al Ministerio de Sanidad, Política Social e Igualdad por la concesión de la Gran Cruz de Oro de la Orden Civil de la Solidaridad Social.
Llevo más de la mitad de mi vida viendo con mis propios ojos los desastres de las guerras. Siempre cerca de la sal de la tierra donde se revuelcan los olvidados de este inmenso barrizal de violencia y cinismo que soportamos. Viendo lo fácil que es morir cuando no se ha tenido la suerte de nacer en nuestras sociedades privilegiadas.
Sólo en el último mes he visto tantas historias sobre el sufrimiento y la desgracia humana en Afganistán que ni siquiera me queda espacio en la conciencia para guardarlas.
He visto a niños condenados a la muerte por falta de un equipo de diálisis, cuyo coste es menor que cualquier bomba inteligente.
He visto a mujeres, incluso a niñas, condenadas a la violación permanente por culpa de matrimonios forzosos. He visto a jóvenes inmoladas, deseosas de quitarse la vida para liberarse de las tradiciones sociales que las aniquilan como seres humanos.
De nuevo he conocido a decenas de afganos que desconocen cómo es un país sin guerra. Que, como tantos millones de seres humanos en el mundo, nacieron en guerra y morirán en guerra.
Hace dos décadas vendimos armas a Sadam Hussein con las que gaseó y asesinó a la población civil de su país. Hace menos, unos meses quizá, vendimos armas a Muammar el Gadafi con las que aniquila a la población civil de su país.
Incluso algunas nuestras empresas multinacionales como Repsol ampliaron sus volúmenes de negocios en Libia sin importarles el carácter criminal de su régimen.
Hace menos, incluso, hoy mismo seguimos haciendo negocios de la muerte con gobiernos que violan sistemáticamente los derechos humanos.
Se me ha condecorado por mi “labor de sensibilización social y concienciación de la opinión pública sobre el sufrimiento de la población civil, y especialmente los niños, en los conflictos armados”.
Majestad, por estos valiosos principios me siento obligado a recordar al público que el gobierno actual, liderado por el presidente José Luis Rodríguez Zapatero, una de las personas que más han usado, instrumentalizado, abusado y retorcido la palabra paz en las dos últimas legislaturas, ha cuadriplicado la venta de armas españolas desde 2004 y nos ha convertido en la sexta potencia del mundo.
Por estos valiosos principios quiero recordar que los culpables por acción son los que ordenan matar y los que matan en el campo de batalla.
Pero también existen unos culpables por omisión, aquellos que permiten los crímenes, aquellos que los silencian o los excusan. Aquellos que negocian tramposamente los contratos bélicos, violando las propias leyes parlamentarias de control de armas.
Nuestro país ocupa un lugar estelar en la órbita de la violencia. Es muy desolador saber que batimos records anuales en venta de armas.
Preferiría como ciudadano español que nuestros gobernantes se dedicasen a la labor de sensibilización y concienciación de la opinión pública mundial y de los gobernantes más belicistas en aras de reducir el gran negocio que es la guerra y de poner fin al sufrimiento de la población civil y, especialmente los niños, atrapados en tantos conflictos armados mediáticos y olvidados.
Muchas gracias
Podéis ver parte de su bella, útil y emocionante obra en la red.
Os dejo con un comentario, que ya algunos conoceréis, (lo publiqué hace un par de meses, pero sigue siendo vigente), de su exposición “Desaparecidos” que se presentó en la Casa encendida de Madrid.
GERVASIO SÁNCHEZ: UN EJEMPLO A SEGUIR.
Estimados compañeros. Algunos de vosotros recibisteis un correo mío la semana pasada en el que os invitaba a que vierais el documento que había enviado Alternativa el 7-3-11 titulado "El fotógrafo Gervasio Sánchez y los desvergonzados politiquillos que nos representan" (se puede ver también en Google tecleando el título dentro del blog de Alternativa). Si alguno lo abrió y le interesó lo que vio, le recomiendo ahora que si tiene ocasión no deje de ver la exposición "Desaparecidos", que de este gran artista (Premio Nacional de Fotografía), se exhibe en la Casa Encendida (Ronda de Valencia 2. Gratis total).
La muestra recoge una pequeña parte del ingente trabajo de este fotoperiodista, que desde hace muchos años recorre el mundo armado con su cámara, para ser testigo y partícipe del dolor de los desheredados del planeta. En este caso en "Desaparecidos" Gervasio recopila fotos que tratan de mostrar precisamente lo aquello que no se puede ver. Dado que los desaparecidos no pueden ser fotografiados, lo que vemos es su rastro. El rastro en los lugares terribles donde sus vidas fueron segadas y el rastro que perdura aún en sus inconsolables seres queridos. Son fotos captadas en diversos conflictos habidos y por haber, donde siempre mueren, como no, seres indefensos e inocentes: las guerras, guerrillas y dictaduras en Latinoamérica, los genocidios africanos, la guerra de Irak, la inconcebible pero cierta guerra de los Balcanes y la más lejana en el tiempo pero cercana en el corazón guerra civil española.
Una advertencia. La exposición es escasa (se puede ver en apenas 15 minutos) y austera. Forma parte de un proyecto expositivo más amplio, que se está exhibiendo fragmentado entre la Casa Encendida de Madrid, el Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona y el MUSAC de León.
Otra advertencia: La exposición, como acertadamente señalan las "fichas-folleto" de la misma, es dolorosa (las almas sensibles deberían ir con cierta precaución), y eso que Gervasio no se permite en sus fotos la más mínima concesión ni al espectáculo, ni al morbo ni al facilón sensiblerismo, tan habituales en el género del fotoperiodismo, que podíamos llamar "grandes dramas humanos. No se ven en las fotos del Gervasio ni una gota de sangre, ni una lágrima, ni un gesto altisonante, pero el dolor que late en todos esos retratos e instantáneas, puede ser más hiriente que el explícito horror de las carnicerías. Por el contrario, las caras de los familiares que recuerdan a sus seres queridos, pese al monumental conflicto interior, que el paso de los años a buen seguro no ha podido curar, muestran una indescriptible y perturbadora paz. Ellos intentan "revivir" a sus hijos, esposos, hermanos, padres y amigos mostrando lo único que de ellos les ha quedado: una ridícula foto tamaño carnet, algo de su ropa, su tocadiscos... y el artista muestra a estos seres dolientes con absoluto respeto, haciéndose cómplice y probablemente partícipe de su dolor.
A veces pienso que ciertas personas arrastran su existencia condicionados por diversas circunstancias que no han elegido: su cara, su constitución física e incluso su propio nombre. Sospecho que si te llamas Gervasio no puedes permitirte el lujo de ser pusilánime, ni fatuo, ni neutral. Si te llamas Gervasio estas obligado a ser una persona fuerte, honesta, comprometida, sin pelos en la lengua. A todas luces El buen Gervasio Sánchez es así.
Hace apenas unos meses yo ignoraba sus existencia. Supe de él al verle en un esplendido documental, que hizo mi compañera y sin embargo amiga Alicia de la Cruz, en el no menos esplendido programa "Archivos Tema", que dirige mi compañera y sin embargo amiga Yolanda García Villaluenga. Se llama "El testigo incómodo" y es un trabajo serio y profundo e inquietantemente bello sobre los reporteros de guerra y por extensión de la puta guerra en general. (Absolutamente recomendable. Quizá aún se pueda ver en la web de TVE).
Gervasio era uno de los entrevistados y el título del docu "el testigo incómodo" le va como anillo al dedo. Desde el primer visionado me impacto su discurso, desacostumbradamente coherente, sólido y sin tapujos. Ninguna concesión a lo políticamente correcto. Absolutamente demoledor.
Existen artistas, cuya virtuosa obra contrasta con su escasa categoría personal. En un mundillo plagado de necios, fatuos y oportunistas, comprobar que aún quedan tipos como él, cuyo trabajo no solo es útil socialmente sino además reconocido, es ciertamente alentador. En el caso de Gervasio Sánchez sospecho que la importancia de su obra va pareja a la del propio personaje. Por si fuera poco Gervasio no pontifica, ni se expresa desde la altanería o la soberbia. Por el contrario, es de una simpleza y humildad, que por comparación resultan casi insultantes.
Para los que como yo, empezamos a orientar nuestra vocación hacia este negocio, por la antaño sacrosanta y hoy definitivamente olvidada "función social de los medios", el fotógrafo Gervasio Sánchez y los pocos que quedan como él han de ser un faro, una referencia. El Artista (este sí y con mayúsculas), Gervasio Sánchez "Desde su libertad de expresión garantiza una visión veraz, plural e independiente de cualquier grupo político, económico o de presión, contribuyendo, a través de su mirada específica, a la memoria y a la cultura". ¿Os suena?.
PD. He estado repasando el correo que os envié anoche (A título particular 2º GERVASIO SANCHEZ: UN EJEMPLO A SEGUIR) y he observado En él varios fallos fruto de la precipitación y la torpeza. Algunos son fallos posiblemente disculpables de redacción e incluso de puntuación, acentuación y ortografía (La pasión por escribir me ha sobrevenido ya de mayor y carezco de la más mínima formación literaria). Pero uno de esos fallos es imperdonable y lo quiero corregir.
Digo: “Por el contrario, las caras de los familiares que recuerdan a sus seres queridos, pese al monumental conflicto interior, que el paso de los años a buen seguro no ha podido curar, muestran una indescriptible y perturbadora paz.”. Donde digo “paz”, debería haber dicho “serenidad”. Es absolutamente imposible, que alguien a quien han arrebatado de un modo cruel y miserable a un ser querido y a quien han privado del menor de los consuelos (poder localizar su cuerpo y enterrarlo como es debido), pueda estar en paz. A la irreparable pérdida se une en este caso la condena de tener que soportar un duelo interminable. Lo que muestran esas caras es serenidad y dignidad, (nunca resignación). La paz es otra cosa.
Por cierto, si vais a ver la exposición no dejéis de hojear a la salida de la misma (nunca antes de entrar a verla), los libros de fotografías anteriores de este autor, que están a disposición de los visitantes. Hay uno, “Vidas minadas”, especialmente bello y estremecedor. Las fichas-folleto (hay dos) de la exposición son escuetas, pero están muy bien escritas y también son gratis.
PD. He hablado con el obrero bd para que utilice su influencia con Gervasio para que éste acepte que le nombremos (seguro que estaréis de cuerdo conmigo), obrero honoris causa o algo así. No creo que acepte. No parece muy proclive a recibir distinciones de buen grado, pero si lo hiciera ¡Por favor! ¡Que no nos suelte a nosotros (¿o sí?), uno de sus fustigadores discursos!